En Carracedo funda Bermudo II (o Vermudo) un monasterio dedicado a San Salvador en el año 990, en un lugar donde su padre Ordoño III, rey de León, poseía una pequeña quinta de recreo. En este lugar pasó su juventud Bermudo, luego rey por voluntad de gallegos y bercianos. Entabló amistad con un joven vecino de Sorribas. (Iglesia del Campo) que se hará sacerdote y más tarde será cronista de la Monarquía leonesa y obispo de Astorga, de nombre Sampiro.
Cuando los musulmanes derrotaron a Ramiro III en la batalla de Rueda, los nobles gallegos y portugueses dieron el trono a Bermudo II. Ramiro luchó contra él en Portela de Arena sin resultado positivo; pero en 984 se apoderó Bermudo II de la ciudad de León y obligó a Ramiro III a refugiarse en Astorga al amparo de Almanzor. Muerto Ramiro, su madre intentó ceñir la corona con el apoyo de los musulmanes y de los nobles, pero Bermudo II se adelantó al intento obteniendo auxilio de Almanzor, con lo que consiguió someter a los nobles que se habían rebelado. Pero Almanzor le hace pagar muy caro el auxilio, pues le redujo a las ciudades de León y Zamora con el territorio comprendido ente ellas y el mar, obligándole a mantener en el reino un ejército musulmán de ocupación. Sin embargo, Bermudo expulsó del reino a los mahometanos, y entonces Almanzor emprendió contra él las campañas de 987 y 988.
Tras su proclamación como rey tuvo que ponerse bajo la protección del Califato de Córdoba, ya que los empujes del Condado de Castilla y las rebeliones internas en el reino hacían prácticamente imposible que pudiese resolver tantos problemas él mismo.
García Gómez mandó a Almanzor que atacara León, cortando las entradas cantábricas a León, se apoderó del tesoro real que se custodiaba en Barrios de Luna (León). Bermudo II consigue controlar la situación pero su poder cada vez es más débil. Se suceden los ataques a León quedando en poder de Bermudo solamente Lugo y algunos condados más, controlando los Menéndez la parte gallega y los Beni Gómez la castellana.
Se da una vuelta al sistema, en el 995 se produce la campaña de Almanzor a León basada en la venganza. Entra en la frontera castellana y llega a Burgos donde pide al rey de Castilla que le entregue a su hijo Abd Dalá, que se había refugiado en el reino, accede y Abd Dalá es asesinado por su propio padre.
El Conde de Castilla también es asesinado por Almanzor, a su paso saquea Castilla y se dirige a buscar a Piedraseca, su otro hijo, a Carrión, aquí mueren setecientos musulmanes y Carrión no es destruido, Almanzor parte hacia León y lo destruye a pesar del enorme arrojo y esfuerzo que en su defensa hizo el Conde gallego Gonzalvo González.
Como resultado, y aunque de resultas del protectorado logró recuperar Zamora, los ejércitos de Almanzor se quedaron en el Reino de León como fuerzas de ocupación y no logró expulsarlos, de forma violenta, hasta el 987.
Como consecuencia, Almanzor montó en cólera y destruyó y saqueó Coimbra. Después avanzó sobre León, la sitió y la arrasó. Bermudo II se refugió entonces en Zamora, ciudad de la que tuvo que huir a Lugo tras la persecución a la que le sometió Almanzor, lo que causó la destrucción de ambas ciudades. No contento con esto, las tropas musulmanas en el otoño de 995 conquistaron Astorga, y obligaron al pago de un tributo anual al califa de Córdoba y en el 997 saquearon Castro Bergidum y Santiago de Compostela sin encontrar casi resistencia.
Bermudo II que se refugiaba en Astorga es capturado junto con Piedraseca, por Almanzor, y es llevado a Córdoba. García Gómez se alía con Bermudo y hay unos años de tranquilidad. En el 997 Almanzor vuelve al ataque y da un golpe en el corazón espiritual del reino cristiano, Santiago de Compostela, lo saquea humillando a los cristianos.
Se lleva a Córdoba las campanas y las puertas de madera de la Basílica, aunque respetó el sepulcro del Apóstol, pero la ciudad fue sometida al saqueo, lo que le llevó a conseguir un enorme botín. Bermudo II se vio obligado a pedir la paz, ya que tanta destrucción había hecho desaparecer toda su autoridad, de tal forma que los nobles llegaban incluso a apoderarse de sus tierras.
En el 999 se agravó tanto la gota que padecía (de ahí su apodo) que le resultaba imposible cabalgar y tenía que ser transportado por porteadores en una litera. Este mismo año murió en El Bierzo, descansó algunos años en el Monasterio de Villabuena, un pueblo (que se encuentra en la margen derecha aguas abajo del río Cúa) siendo trasladado al Monasterio de Carracedo primero y posteriormente, sus restos fueron trasladados a la Catedral de León. Tras su muerte le sucede su hijo Alfonso V, menor de edad.
viernes, 28 de noviembre de 2008
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